sábado, 29 de octubre de 2016

FILOSOFÍA MEDIEVAL LOMCE




3.1.1. Explica el encuentro de la Filosofía y la religión cristiana en sus orígenes, a través de las tesis centrales del pensamiento de Agustín de Hipona. 


http://www.webdianoia.com/medieval/agustin/agustin_filo2.htm

La relación de los primeros pensadores cristianos con la filosofía fue compleja. Mientras unos mostraron su hostilidad hacia la filosofía, considerándola enemiga de la fe, otros vieron en la filosofía un arma para defender sus creencias religiosas. 

El planteamiento griego del tema de Dios se limitaba a su interpretación como inteligencia ordenadora, como causa final, o como razón cósmica, tal como aparece en Anaxágoras, Aristóteles y los estoicos, respectivamente. La materia no ha sido creada, es eterna. Para los cristianos Dios es un ser providente, preocupado por los asuntos humanos; un ser encarnado, que adopta la apariencia humana con todas sus consecuencias; un ser creador, omnipotente, único, pero también paternal. 

No menor dificultad representa la adecuación de la noción de verdad. El origen divino de la verdad, para los cristianos es difícilmente compatible con la racionalidad griega y la aceptación de los límites del conocimiento. 

Para los cristianos el hombre ha sido hecho a imagen de Dios y, dotado de un alma inmortal, su cuerpo resucitará al final de los tiempos , uniéndose a aquélla, siendo juzgado y mereciendo una recompensa o un castigo. Esto supone una concepción lineal de la historia, opuesta a la concepción cíclica de los griegos.

Los pensadores cristianos encuentran especialmente en el platonismo elementos compatibles con su fe, como el dualismo de mundos, la idea de Bien, como fuente de toda realidad, identificada con la idea de Uno, permite plantear el monoteísmo, 
el demiurgo se acerca a la idea de dios creador; la inmortalidad del alma, la afirmación platónica de un juicio final en el que se decide el posterior destino de las almas, 

San Agustín muestra una especial admiración por Platón. Por el contrario rechazará el epicureísmo, el escepticismo y el aristotelismo. 

No hay una distinción clara entre razón y fe en la obra de San Agustín. Existe una sola verdad, la revelada por la religión, y la razón puede contribuir a conocerla mejor. "Cree para comprender", nos dice, en una clara expresión de predominio de la fe, La sabiduría de los antiguos no sería para él más que ignorancia.

La sabiduría o conocimiento filosófico es conocimiento de las verdades universales y necesarias, las Ideas, siguiendo a Platón.
Pero no puede aceptar la eternidad del alma y la reminiscencia.
Las ideas se encuentran en la mente de Dios. Las ideas sólo se pueden conocer mediante una especial iluminación que Dios 

El ser humano es un compuesto de cuerpo y alma. La realidad más importante es el alma, dentro de la tradición platónica, concibiendo el cuerpo como un mero instrumento del alma. El alma es inmortal, pero no es eterna. Por lo que respecta a su origen San Agustín oscila entre dos posiciones: el creacionismo y el generacionismo o traducianismo. Según la primera Dios crearía el alma con ocasión de cada nuevo nacimiento de un ser humano (lo que plantearía problemas a la hora de explicar el pecado original ¿Crearía Dios almas imperfectas, manchadas por el pecado original?).

Según la otra teoría el alma se transmitiría de padres a hijos al ser generada por los padres, igual que éstos generan el cuerpo (de este modo se podría explicar la transmisión del pecado original, pero plantearía el problema de la unidad y simplicidad del alma individual ¿Transmitirían los padres una parte de su alma a sus hijos? ¿Quedaría entonces la suya fragmentada? etc.)

Respecto a la creación, es el resultado de un acto libre de Dios. Las esencias de todas las cosas creadas se encontraban en la mente de Dios como ejemplares o modelos de las cosas, tanto de las creadas en el momento original como de las que irían apareciendo con posterioridad. Es el llamado ejemplarismo.



3.2.1. Define conceptos de Tomás de Aquino, como razón, fe, verdad, Dios, creación, esencia, existencia, inmortalidad, Ley Natural, Ley positiva y precepto, entre otros, aplicándolos con rigor. 







3.2.2. Entiende y explica con claridad, tanto en el lenguaje oral como en el escrito, las teorías fundamentales de la filosofía de Tomás de Aquino, distinguiendo la relación entre fe y razón, las vías de demostración de la existencia de Dios y la Ley Moral, comparándolas con las teorías de la Filosofía Antigua. 


http://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino_teolg.htm

La obra de Sto. Tomás de Aquino es el resultado de la síntesis de la filosofía aristotélica con la tradición filosófica y teológica del cristianismo. Representa el momento cumbre de la Escolástica cristiana. Surgida en un entorno polémico, se irá imponiendo paulatinamente, hasta ser aceptada por la Iglesia.

La mayor parte de la metafísica tomista procede de Aristóteles, aunque también hay elementos procedentes del platonismo agustiniano y de la filosofía árabe.

La relación del cristianismo con la filosofía viene determinada, ya desde sus inicios, por el predominio de la fe sobre la razón. Esta actitud queda reflejada en el "Credo ut intelligam" de San Agustín. Santo Tomás de Aquino replanteará la relación entre la fe y la razón, dotando a ésta de una mayor autonomía.

La filosofía deja de ser la "criada de la teología". La razón tiene su propio ámbito de aplicación, dentro de la verdad única, al igual que ocurre con la fe. No excluye la colaboración entre ambas, y cierta sumisión de la razón a la fe en las cuestiones en que la razón no pueda definirse.

La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no es evidente para nosotros. La proposición Dios existe es evidente en sí misma, ya que la existencia de Dios constituye su esencia; pero no es evidente para nosotros, puesto que mientras estamos en esta vida desconocemos el auténtico contenido de la esencia y la existencia de Dios.

Las diversas culturas no tienen la misma idea de Dios (monoteísmo, politeísmo...) ni los miembros de la misma cultura poseen la misma idea de Dios. Es necesario demostrarla mediante cosas que sean evidentes para nosotros.

Para demostrarla no podemos partir de la idea de Dios, ya que eso es precisamente lo que se trata de demostrar. Tampoco podemos recurrir a la demostración "a priori ", puesto que esta demostración parte del conocimiento de la causa, y de él llega al conocimiento del efecto: pero Dios no tiene causa. 
Sólo nos queda la demostración " a posteriori", a partir del conocimiento que proporciona la experiencia humana. Los seres que conocemos, los tomados como efectos, y nos remontamos hasta su causa.

Los efectos de Dios (finitos) son desproporcionados respecto de Él (infinito). Luego, no hay modo de demostrar que Dios existe. A esta objeción contesta que la proporción efecto-causa es necesaria para un conocimiento perfecto de la naturaleza de la causa, pero cuando se trata simplemente de demostrar que esa causa existe no importa la desproporción, basta que tales efectos lo sean de la causa, de tal manera que, si no existiera la causa, tampoco existirían los efectos.

La primera objeción a la existencia de Dios se basa en la existencia del mal. Si existiese Dios, que es el bien absoluto, no existiría ningún mal. Pero el mal se da en el mundo. Por lo tanto, Dios no existe. La segunda objeción se basa en que no es necesario recurrir a Dios para explicar el mundo o la naturaleza humana.

En la "Suma Teológica" encontramos las cinco pruebas tomistas de la demostración de la existencia de Dios, conocidas como las "cinco vías".

Primera vía: Movimiento: 
Nos consta por los sentidos que hay seres de este mundo que se mueven; pero todo lo que se mueve es movido por otro, y como una serie infinita de causas es imposible hemos de admitir la existencia de un primer motor no movido por otro, inmóvil. Y ese primer motor inmóvil es Dios.

Segunda vía: causalidad eficiente:
Nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser causa de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de existir, lo cual es imposible. Además, tampoco podemos admitir una serie infinita de causas eficiente, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente incausada. Y esa causa incausada es Dios.


Tercera vía: Contingencia: 
Hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no son necesarios; si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero existen, por lo que deben tener su causa, pues, en un primer ser necesario , ya que una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Y este ser necesario es Dios.

Cuarta vía: Grados de perfección: 
Observamos distintos grados de perfección en los seres de este mundo (bondad, belleza,...) Y ello implica la existencia de un modelo con respecto al cual establecemos la comparación, un ser óptimo, máximamente verdadero, un ser supremo. Y ese ser supremo es Dios.

Quinta vía: Finalidad: 
Observamos que seres inorgánicos actúan con un fin; pero al carecer de conocimiento e inteligencia sólo pueden tender a un fin si son dirigidos por un ser inteligente. Luego debe haber un ser sumamente inteligente que ordena todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin . Y ese ser inteligente es Dios.

La respuesta a las objeciones es que Dios permite el mal para sacar bien de él. A la segunda, que la naturaleza obra por un fin a partir de la dirección de alguien superior, Dios es su primera causa. Además como la razón y voluntad humanas son imperfectas y mudables, es preciso que estén sometidas a un primer principio inmutable y absolutamente necesario.


Santo Tomás afirmará la creación "ex nihilo", es decir, la creación del mundo mediante un acto de Dios totalmente libre. La nada no representa una materia informe preexistente, sino la inexistencia absoluta. El mundo tampoco es creado por "emanación" necesaria de la naturaleza divina (Plotino): Dios no está sujeto a ninguna necesidad, sino que crea libremente. En cuanto a saber si la creación ha tenido lugar en el tiempo Sto. Tomás afirma que la razón no puede zanjar esa cuestión, ya que tanto la tesis como la antítesis son indemostrables para la razón. Se adhiere, por ello, a lo que manifiesta la Revelación: que la creación tuvo lugar en el tiempo.

En cuanto al problema del mal en el mundo, afirma que Dios lo ha permitido (tanto el físico como el moral) para obtener un beneficio mayor: la libertad de la voluntad y el perfeccionamiento del mundo.


Sto. Tomás está de acuerdo con Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia un fin, el fin último hacia el que tienden todas las acciones humanas es la felicidad. 

Santo Tomás está de acuerdo en que la felicidad no puede consistir en la posesión de bienes materiales, pero a diferencia de Aristóteles, que identificaba la felicidad con el conocimiento, con la vida del filósofo, santo Tomás, en su continuo intento por la acercar aristotelismo y cristianismo, identifica la felicidad con la contemplación beatífica de Dios, con la vida del santo. La felicidad no se puede conseguir exclusivamente en el mundo terrenal.


Santo Tomás distingue entre ley divina y ley natural. La ley divina es la ordenación que Dios impone al mundo, al universo y a la sociedad hacia el bien. Aunque está fuera del alcance de la razón humana no es ni puede ser contraria a la razón.

En el entendimiento divino preexiste desde toda la eternidad el plan que dirigirá todas las acciones de sus criaturas hasta el fin del mundo; este plan es la ley eterna. Dios dirige a sus criaturas a un fin de acuerdo a su naturaleza. Los minerales, las plantas y los animales obedecen siempre a la ley de Dios, ya que están guiados por leyes físicas y biológicas, al ser humano con la ley natural puede dirijir su voluntad.

La ley moral natural está basada en la ley eterna o divina, la ley humana (ley positiva) deriva de la ley natural.
La ley natural son ciertas reglas de la naturaleza que gobiernan la conducta humana y que pueden ser descubiertas con la razón. Todo individuo que pueda decidir racionalmente es libre.
Aristóteles distingue entre justicia legal y natural. Los juristas romanos afirmaron la existencia de un derecho superior al positivo, común a todos los pueblos. 

Todos los seres humanos pueden conocer con la razón los principios básicos de la ley natural. Sin embargo, el pecado original y los pecados personales con frecuencia oscurecen su conocimiento, por lo que Dios ha querido revelarnos su Voluntad para que la conozcamos con certeza y sin ningún error.

















3.2.3. Discrimina las respuestas del agustinismo, la Filosofía árabe y judía y el nominalismo, identificando los problemas de la Filosofía Medieval y relacionándolas con las soluciones aportadas por Tomás de Aquino. 


La filosofía árabe nace al intentar solucionar los problemas que ofrece el encuentro del Corán con la filosofía aristotélica: la eternidad del mundo, la mortalidad del alma, la relación problemática entre razón y fe. Con la transmisión al occidente europeo de determinadas soluciones árabes, los filósofos y teólogos cristianos se encontraron propuestas para hacer frente a las mismas dificultades.

Averroes considera a Aristóteles el más sabio de los hombres. La  defensa de la filosofía de Aristóteles le lleva a sostener las siguientes tesis:
El alma es mortal, aunque cree que una parte de ella, el entendimiento agente, es eterna y común para todos los hombres.
La materia es coeterna con dios, no es por lo tanto creada.
Dios sólo conoce las formas universales, pero no a los individuos sensibles, por cuya suerte se desinteresa.

Averroes era un fiel musulmán y no creía que su doctrina estuviese en contradicción con la fe islámica. El que las verdades de la filosofía (aristotélica) y de la fe no coincidiesen literalmente lo explicaba  diciendo que hay tres tipos de hombres considerando su desarrollo espiritual:
Los filósofos: representan el grado de conocimiento más alto.
Los teólogos: representan el segundo grado de conocimiento, que opera a través de argumentos probables pero no necesarios.
El común del vulgo: representa el grado de conocimiento más bajo, el que es dado por la fe, que opera a través de la imaginación y los sentimientos.


La cultura judía se desarrolló en la Edad Media, sobre todo en los países árabes, y sufrió la influencia de la cultura islámica.

La armonización de culturas, iniciada por el judío Filón de Alejandría, es reasumida por nuevos pensadores hebreos. La filosofía cabalística judía es una manifestación clara de este transvase entre teorías diversas, que intentan armonizar fe judía y razón. La cábala es una interpretación mística y alegórica del Antiguo Testamento que pretende revelar un saber oculto acerca de Dios y del mundo.

Para Maimónides cuando lo narrado en el Antiguo Testamento contradice de modo obvio a la razón, debemos suponer que tales narraciones tienen un sentido alegórico. Cuando la posición del Antiguo testamento con respecto a un tema es clara, debemos asumirla. Este tipo de verdades claras no son nunca contradictorias con la razón.

A lo largo del siglo XIII, el averroísmo latino había insistido en la teoría de la "doble verdad", según la cual habría una verdad para la teología y una verdad para la filosofía, independientes una de otra. La verdad de la razón puede coincidir con la verdad de la fe, o no. Al ser independientes, no debe interferir una en el terreno de la otra. 

Cada una de ellas tendrá su objeto y método propio de conocimiento. La filosofía se ocupará del conocimiento de las verdades naturales, que pueden ser alcanzadas por la luz natural de la razón; y la teología se ocupará del conocimiento de las verdades reveladas. 

Santo Tomás rechazará esta teoría, insistiendo en la existencia de una única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe.

Ello supone una modificación de la concepción tradicional (agustiniana) de las relaciones entre la razón y la fe. La filosofía deja de ser la "sierva" de la teología. La razón puede alcanzar algunas verdades por sí misma. Para san Agustín la razón en solitario lleva al escepticismo y al error.




3.2.4. Valora el esfuerzo de la filosofía de Tomás de Aquino por contribuir al desarrollo de las ideas, juzgando positivamente la universalidad de la Ley Moral. 


Santo Tomás consiguió armonizar a Aristóteles con el pensamiento cristiano. Tras su muerte, hubo una importante oposición a su filosofía, particularmente de los franciscanos, que reivindicaron a San Agustín como el más fiel exponente del punto de vista cristiano; la oposición culminó en la condena de algunas de las doctrinas tomistas.  Tras la canonización de Santo Tomás en 1323, el tomismo se fue extendiendo paulatinamente, primero entre los dominicos –orden religiosa a la perteneció Tomás de Aquino– y posteriormente fuera de la propia orden.

Durante la Edad Moderna quedó eclipsado el pensamiento tomista; pero en el siglo XIX un grupo de pensadores italianos, inspiradores de la encíclica de León XIII Aeterni Patris (1879) en la que se defiende el pensamiento de Tomás de Aquino como el más adecuado al cristianismo, marcó la renovación de su pensamiento en lo que se ha dado en llamar neotomismo o neoescolástica. En 1880, fue nombrado patrono de todas las universidades, academias y escuelas católicas de todo el mundo.

Su concepción de la naturaleza humana y la idea de la ley natural sirven de fundamento para la moral católica oficial.

Dios nos ha dado la inteligencia para conocer su ley, que descubrimos dentro de nosotros. A esa ley la llamamos ley natural, y obliga a todos los hombres de todos los tiempos. Así podemos alcanzar la meta para la que hemos sido creados. El pecado puede oscurecer su conocimiento, por ejemplo, pueblos que permiten la poligamia, los sacrificios humanos, etc

La ley natural es universal porque que la naturaleza humana es esencialmente la misma en cualquier hombre; las variaciones étnicas, regionales, etc., son sólo accidentales. La ley natural no cambia con los tiempos ni con las condiciones históricas o culturales.


Toda las leyes humanas deben respetar la ley natural. Cuando una legislación establece normas o permite conductas que contradicen la ley natural, no hay obligación de seguirla, sino más bien de oponerse a ella.

Sto. Tomás de Aquino llama derechos naturales a lo que hoy llamamos derechos humanos, pues se fundan en nuestra naturaleza.




3.3.1. Conoce las tesis centrales del nominalismo de Guillermo de Ockam y su importancia para la entrada en la modernidad

http://www.webdianoia.com/medieval/ockham.htm

La autonomía de la razón con respecto a la fe proclamada por santo Tomás se convierte en independencia absoluta en Occam. 

La razón no está al servicio de la fe, ni la fe necesita de la razón. La fe depende estrictamente de la revelación, la razón no tiene nada que añadir ni quitar a la palabra divina. Esto conducirá a Occam a una posición mística y "anti-teológica" en los temas de la fe, y a una posición empirista en los temas de la razón.  lo que tiene importantes consecuencias en el campo filosófico y teológico.

Toda existencia depende de la voluntad absoluta de Dios. Dios crea el mundo con absoluta libertad. Si las esencias dependen de las ideas eternas se niega la libertad de Dios. Dios no crea las cosas porque son buenas, son buenas porque El las crea.

La ética queda desvinculada de cualquier principio racional, como la ley natural. Todos los preceptos morales dependen de la voluntad divina. Un acto es malo simplemente porque Dios lo prohíbe. Dios podía haber creado un orden moral en el que el robo, el crimen y el mismo odio a Dios hubieran sido actos meritorios.

Occam rechaza la posibilidad de conocer directamente las esencias, por iluminación o por abstracción. La intuición sensible nos permite entrar en contacto directamente con la realidad individual y concreta, postura conocida con el nombre de nominalismo.
El conocimiento abstractivo no es posible, porque lo universal no es real. Los conceptos no representan esencias: son signos de carácter lingüístico que se forman a partir de la experiencia, por generalización.

El principio de economía, también conocido como la "navaja de Ockham", 
exige simplicidad en la explicación de los sucesos reales, supone el rechazo de lo superfluo, de lo que no aparezca de modo inmediato a la intuición sensible.

Estos planteamientos tendrán continuidad en el empirismo y en el neopositivismo lógico. 







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