Escrito en francés, el título Discurso del método (Discours de la méthode), por el que es conocido, es la forma abreviada del que constituía el original de la obra,Discours de la méthode pour bien conduire la raison et chercher la vérité dans les sciènces(Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias).
El hecho de que el Discurso estuviera escrito en lengua francesa rompía con la tradición que hacía del latín la lengua culta. Descartes pretendía con ello hacer una obra que fuese accesible a todo el mundo. La mayoría de la población desconocía el latín, debido a su precaria situación económica no habían podido estudiar. Pese a su brevedad, expone los principios esenciales de su filosofía.
Descartes se percató de la necesidad de una reforma del entendimiento, para que la nueva ciencia, que se basaba en las matemáticas, pudiera triunfar. Para llevar a cabo esta reforma creó un método basado en la matemática, que hacía fácil lo difícil. Defendía la ruptura con el mundo medieval y la necesidad de fomentar la investigación libre. El Discurso del método es, por tanto, una de las primeras obras de la filosofía moderna.
El propio René Descartes divide su Discurso en seis partes:
La primera parte es una autobiografía intelectual. Descartes pone en duda todos los conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. Descartes propone un nuevo método para llegar a un saber seguro. Al mismo tiempo realiza una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía escolástica de su tiempo. Tras este rechazo admite que sólo las matemáticas y el conocimiento de otras personas, mediante los viajes, ofrecen un saber seguro, pero Descartes termina rechazando también los viajes debido a que tienen contradicciones.
Al principio de la segunda parte nos habla del invierno en el que junto a una estufa dispuso de la tranquilidad necesaria para elaborar su método. Señala a continuación que las ciencias al haber sido realizadas por múltiples autores, no son portadoras de un verdadero saber. Descartes aclara que no pretende reformar la enseñanza oficial, ni el orden social, sino que sólo expone cómo él ha llevado a cabo la reforma de su propio pensamiento. Una vez aclarado esto, toma la decisión radical de dudar de forma metódica y provisional de todo lo que sabe. A continuación expone las cuatro reglas del método.
En la tercera parte crea una moral provisional, mientras se mantiene en la duda. Esta moral provisional tiene varias máximas. La primera es obedecer las leyes y costumbres de su país, conservar la religión y guiarse por las opiniones más moderadas. La segunda máxima consistía en ser lo más firme y lo más decidido en las acciones y en seguir, con no menos firmeza, las opiniones más dudosas como si hubieran sido verdaderas. La tercera máxima consistía en cambiar los propios deseos antes que el orden del mundo. Como conclusión a su moral provisional decide dedicar toda su vida a cultivar la razón y a avanzar en el conocimiento mediante el uso de su método. Para ponerlo en práctica, Descartes decide ponerse a viajar y conversar con los hombres.
La cuarta parte es el capítulo central del Discurso del método. A partir del "Pienso, luego existo" Descartes establece la existencia de Dios. La existencia de Dios nos garantiza la evidencia de nuestras ideas y la existencia del mundo, puesto que Dios al ser infinitamente bueno y veraz no puede permitir que nos engañemos. Pero Descartes afirma que es nuestro deber y no el de Dios, liberarnos de las ilusiones y evitar los errores. El fragmentoo del comentario corresponde a esta parte.
En el quinto capítulo explica la formación del mundo. Establece las principales funciones del ser vivo. Sostiene que el corazón se dilata y se contrae debido al calor que emana y gracias a eso los “espíritus animales” son transportados a los diferentes órganos. Por último, Descartes establece la distinción del hombre frente a los animales porque éstos carecen de pensamiento o alma racional. Afirma que el organismo de los animales es una compleja máquina automática. Los animales tienen alma, pero es inferior a la humana, los animales no hacen uso de la razón, y el alma humana es independiente del cuerpo e inmortal.
En el sexto y último capítulo reflexiona sobre el alcance de la investigación científica y sobre la publicación de sus investigaciones. El progreso de la ciencia necesita la comunicación de las experiencias y reporta múltiples beneficios. Descartes es reacio a publicar sus investigaciones, porque puede verse mezclado en controversias teológicas, que lo llevarían a malgastar su tiempo. Al final de la obra, afirma que va a consagrarse a la medicina y que él no quiere ser importante en el mundo, para poder así dedicarse al estudio sin distracciones.
Poco después de la publicación del Discurso se iniciaron, al mismo tiempo, una fuerte corriente de simpatía por las nuevas ideas y una reacción, que fue creciendo en violencia con el tiempo. La publicación de las Meditaciones metafísicas agravó la situación, pues la novedad de la concepción filosófica aparecía aquí con mayor claridad.
Descartes evitó entrar en cuestiones teológicas. Para ello defendió una ruptura clara con el pasado. Así, Descartes, aunque deudor en gran medida de la filosofía escolástica, se esforzó por disimular sus fuentes, y presentó su método como una técnica para empezar a construir desde cero.
DESCARTES CIENTÍFICO
En el Discurso del método propone Descartes una comparación:
“Los edificios que ha emprendido y acabado un solo arquitecto suelen ser más bellos que aquellos otros que varios han tratado de restaurar, sirviéndose de antiguos muros construidos para otros fines”.
Toda la sabiduría de la época es un viejo edificio falto de unidad e inservible. Hay que derribar y construir un nuevo edificio enteramente unitario. El proyecto cartesiano supone la unificación de todas las ciencias en una sola. Ello es posible, ya que, según Descartes:
-Todas las ciencias no son sino la sabiduría humana, que permanece siempre una y la misma por más que sean diferentes los objetos a los que se aplica.
-Existe un método universal único para todas las ciencias Al afirmar esto, Descartes se opone radicalmente a la filosofía aristotélica. Aristóteles afirmaba, por ejemplo, que la geometría y la aritmética eran ciencias distintas y que, por lo tanto, los métodos aritméticos no podían valer en geometría; además, que las matemáticas no podían utilizarse para interpretar la realidad. Descartes, por el contrario, al desarrollar todas las posibilidades de la geometría analítica y al desarrollar un método de carácter matemático para interpretar la realidad -siguiendo en esto a Kepler y Galileo-, adopta la actitud contraria.
Aunque, por supuesto, existen ciencias distintas, todas ellas forman una unidad orgánica:
“Toda la filosofía es como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física y las ramas que salen de este tronco son todas las demás ciencias, las cuales se pueden reducir a tres principales: la medicina, la mecánica y la moral. Quiero decir la más elevada y perfecta moral que, al presuponer un completo conocimiento de las otras ciencias, es el ultimo grado de la sabiduría”
Descartes fue un propagandista de la ciencia nueva. La propuesta de Descartes fue aplicar a la ciencia el método de las matemáticas. El resultado fue que no dio importancia el lado empírico de la ciencia. Rechazó la ley de gravedad de Galileo porque era meramente empírica. Elaboró explicaciones complejas y erróneas de diversos fenómenos físicos. Estas explicaciones, sin embargo, cobraron valor al sustituir los vagos conceptos espirituales de la mayoría de los autores medievales, por un sistema de interpretaciones mecánicas de los fenómenos físicos.
El mecanicismo cartesiano elimina el mundo de la magia, la brujería y las intervenciones del diablo. Abundaban en esta época en Francia los procesos judiciales contra la brujería, y no cesaron hasta un edicto de 1682, que los definió como "explotación de la ignorancia". Entre 1560 y 1630 tuvo lugar en toda Europa una terrorífica ofensiva contra brujas y brujos. Estas supersticiones se contraponían a las ideas científicas. Con Descartes Dios se convierte en la única garantía de la razón, y por tanto del conocimiento verdadero. La desaparición de Satán o del genio maligno convierte a la naturaleza en natural, posibilita el conocimiento de sus leyes de la naturaleza. El uso de un método riguroso y sencillo, y la amplitud de su visión del mundo, que unifica todos los campos del saber, favoreció el triunfo del cartesianismo. El filósofo racionalista de ideas claras y distintas vence a la superstición.
Aunque al principio estuvo próximo a la teoría de Copérnico sobre el Universo, con su idea de un sistema de planetas girando alrededor del Sol, renunció a esta teoría cuando fue considerada herética por la Iglesia católica. En su lugar ideó una doctrina de los vórtices o torbellinos de materia etérea, en la que el espacio estaba lleno de materia, en diversos estados, girando sobre el Sol.
En el campo de la fisiología, Descartes sostenía que parte de la sangre era un fluido misterioso, que él llamó espíritu animal. Creía que el espíritu animal entraba en contacto con la sustancia pensante en el cerebro y fluía a lo largo de los canales de los nervios para animar los músculos y otras partes del cuerpo.
Los estudios de Descartes sobre óptica le llevaron al descubrimiento de la ley fundamental de la reflexión de la luz; el ángulo de incidencia es igual al ángulo de reflexión. Su ensayo sobre óptica fue el primero que publicó una exposición de esta ley. El que Descartes tratara la luz como un tipo de fuerza en un medio sólido; preparó el terreno para la teoría ondulatoria de la luz.
La contribución más notable que hizo Descartes a las matemáticas fue la geometría analítica. Fue el primer matemático que intentó clasificar las curvas conforme al tipo de ecuaciones que las producen, y contribuyó también a la elaboración de la teoría de las ecuaciones. Descartes estableció el estándar de notaciones matemáticas. Fue el responsable de la utilización de las ultimas letras del alfabeto para designar las cantidades desconocidas y las primeras letras para las conocidas. También inventó el método de los exponentes (como en x2) para indicar las potencias de los números. Además, formuló la regla, conocida como la ley cartesiana de los signos, para descifrar el número de raíces negativas y positivas de cualquier ecuación algebraica.
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