Las teorías fundamentales de la filosofía de Platón, analizando la relación entre realidad y conocimiento, la concepción dualista del ser humano y de la estructura social, así, como, la dimensión antropológica y política de la virtud.
La filosofía de Platón y la de su discípulo Aristóteles intentan responder a los problemas planteados por Parménides. La respuesta se va a caracterizar por: identificar la realidad con lo permanente (en lugar de identificarla con lo cambiante, como hace la metafísica de Heráclito o la de Hegel) y en segundo lugar, por identificar la realidad con lo inteligible, más que con lo material o lo sensible.
La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como "La República", "Fedón" y "Fedro". Platón introduce elementos muy novedosos para la mentalidad griega.
Las Ideas tienen las características del ser de Parménides: únicas, inmutables, indivisibles y eternas. No deben confundirse con los conceptos, para Platón las Ideas son realidades perfectas que existen en el cielo, las cosas terrestres apenas nos permiten imaginar su belleza y perfección.
Frente al cambio terrestre que es caótico, los planetas describen órbitas circulares estables. Sitúa por lo tanto el mundo de las Ideas en el cielo y enlazando con la tradición pitagórica, considera que el alma humana ha caído a la Tierra y necesita purificarse para volver al cielo.
Platón admite distintos grados de realidad (como puede verse en el pasaje de la línea dividida). El mundo que percibimos por los sentidos y que está lleno de multiplicidad y movimiento es real, pero menos real, que las Ideas que no cambian.
Las Ideas son el modelo de las cosas, las cosas se parecen un poco a las Ideas, pero tienen características opuestas, son múltiples, corruptibles, sometidas al cambio, son una pobre copia de la realidad inteligible. Platón explica la relación entre las Ideas y las cosas como imitación o como participación, aunque ninguna de las dos resulta satisfactoria.
La teoría de las Ideas implica una duplicación ontológica, existen dos mundos con características muy diferentes. Sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento, mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo nos proporcionan opinión.
Platón admite, con Protágoras, que el conocimiento sensible es relativo; pero no admite que sea la única forma de conocimiento. Cree con Parménides, que hay otra forma de conocimiento propia de la razón. El verdadero conocimiento debe ser universal y necesario, debe tratar sobre el ser, no sobre el devenir o no-ser, y no puede estar sometido a error, debe ser infalible. La ciencia sólo puede versar sobre objetos permanentes. El conocimiento sensible no puede ser el verdadero conocimiento, ya que no cumple ninguna de esas características.
Platón explica el conocimiento por la reminiscencia. Conocer es recordar. La percepción de las cosas sensibles no nos permite captar las Ideas. Las Ideas sólo pueden ser conocidas por contemplación directa en el Mundo inteligible. El alma humana ha estado en este Mundo y ha contemplado las Ideas, pero las ha olvidado al encarnarse en un cuerpo. Recuperar este conocimiento es un proceso largo que empieza al contemplar la belleza de este mundo, pero sólo las matemáticas y la dialéctica permiten conocer las Ideas.
Platón distingue cuatro grados de conocimiento, que están descritos en el mito de la caverna. El conocimiento del mundo sensible sólo proporciona opinión, Platón distingue la imaginación y la creencia.
El conocimiento del mundo inteligible proporciona ciencia, la matemática y la dialéctica son las ciencias fundamentales.
Las matemáticas nos ayudan a pasar del conocimiento sensible al inteligible. Usan representaciones de las Ideas, por ejemplo el dibujo de un triángulo, pero piensan en la Idea de triángulo, en el triángulo perfecto.
Con la dialéctica ascendente podemos llegar a conocer la Idea de Bien, usando solamente las Ideas llegamos al principio de todo. La Idea de Bien es la causa del ser y el conocimiento en el mundo de las Ideas, y en el mundo sensible es la causa del Sol y de la luz.
Además existe una dialéctica descendente que permite conocer la jerarquía y relaciones entre las Ideas. La Idea de Bien es la idea suprema, tal como nos lo presenta Platón en la "República", aunque en otros diálogos ocuparán su lugar lo Uno, (en el "Parménides"), la Belleza, (en el "Banquete"), o el Ser, (en el "Sofista"), que representan el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. A continuación vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos, seguida de las Ideas de los objetos matemáticos y finalmente de las Ideas de las cosas. Platón intenta también establecer una cierta comunicación entre las Ideas y, según Aristóteles, terminó por identificar las Ideas con números, identificación de la que sí tenemos constancia que realizaron los continuadores de la actividad platónica en la Academia.
Las Ideas no sólo constituyen ese mundo perfecto, son el modelo que nos permite llevar una vida recta en lo privado y lo público, son esenciales para la ética y para la política.
Platón siguiendo a Sócrates quiere fundar la virtud en el saber. Para ser justo es necesario conocer qué es la justicia. Frente al relativismo moral de los sofistas, Platón reclama la existencia de una Idea eterna e inmutable de justicia o de cualquier otra virtud.
Platón introduce, influido por los pitagóricos, la idea de alma inmortal, que es novedosa en la cultura griega. El alma es preexistente al cuerpo e inmortal y tiene como lugar natural el mundo suprasensible de las ideas. El cuerpo es la cárcel del alma, constituye un estorbo para el alma, pues las pasiones, la arrastran impidiéndole la contemplación de las Ideas. El cuerpo pertenece al mundo sensible, y es por tanto imperfecto, sus conocimientos son meras sombras de la verdadera realidad que no se capta con los sentidos.
El alma es como un carro formado por un par de caballos alados y su auriga. En el caso de los dioses, los dos caballos son buenos y de buena raza. Las almas de los hombres, por la dificultad de conducir el carro (uno de los dos caballos es díscolo), difícilmente logran seguir a las de los dioses. Puede perder las alas y caer a tierra, donde queda encerrada en un cuerpo, que parecerá moverse a si mismo. Además olvida lo que ha visto en el mundo de las Ideas. Al contemplar las cosas bellas vuelve a recordarlas. El conocimiento sensible sirve de ocasión para el recuerdo.
Las tres partes del alma, racional, irascible y apetitiva, se corresponden con las clases sociales de la polis: los filósofos, que gobiernan (prudencia o sabiduría); los guerreros, que defienden a la sociedad (fortaleza o valentía), y los artesanos, que trabajan (templanza o moderación). Igual que el alma individual debe guiarse por la razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prima la razón, los filósofos.
Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se alcanza la justicia, que es la culminación de las demás virtudes. Cada parte desempeña su papel separadamente, pero buscando el interés común. Así se evitará la decadencia de la sociedad.
Distingue las respuestas de la corriente presocrática en relación al origen del Cosmos, los conceptos fundamentales de la dialéctica de Sócrates, su intelectualismo moral y el convencionalismo democrático de los Sofistas, su relativismo moral, identificando los problemas de la Filosofía Antigua y relacionándolos con las soluciones aportadas por Platón.
Los primeros filósofos fueron al mismo tiempo los primeros científicos. Su preocupación fundamental era explicar la naturaleza desde la naturaleza, sin recurrir a elementos fantásticos. Para ello buscaron el elemento fundamental, unos propusieron que era el agua (Tales), lo indeterminado (Anaximandro), el aire (Anaxímenes) o el fuego (Heráclito)
Los Presocráticos pronto comprendieron que los datos de los sentidos no eran suficientes para explicar los cambios naturales.
Parménides afirma que el movimiento es imposible, pues el cambio es el paso del ser al no ser o la inversa, del no ser al ser. Esto es inaceptable, ya que el no ser no existe y nada puede surgir de él. El cambio, el tiempo, la pluralidad y el vacío son considerados ilusorios. Así se introduce la distinción entre verdad y apariencia, verdad y opinión, y se otorga primacía a la razón sobre los sentidos. Afirma que este mundo no es, los sentidos nos engañan: nos muestran un mundo en cambio constante. A partir de este momento es necesario explicar cómo siendo el Ser inmutable, la realidad es múltiple y cambiante.
Platón lo resuelve con la dualidad de mundos.
PLURALISTAS
Empédocles postula la existencia de cuatro elementos (fuego, tierra, aire, agua) cada uno de ellos con las características de permanencia e inmutabilidad del ser, y la existencia de dos fuerzas cósmicas (Amor, Odio) que actuarán como causa de la combinación o disociación de los elementos.
Anaxágoras, en lugar de cuatro elementos afirmará la existencia de un número infinito de ellos, cada uno poseyendo las características del ser parmenídeo es decir, eternidad e inmutabilidad. La mezcla de estas semillas es lo que constituye los objetos de la experiencia; cuando en un objeto predomina un tipo determinado de semillas le atribuimos al objeto la propiedad de las partículas predominantes, ya que, en los objetos de la experiencia, "hay partículas de todas las cosas".
El movimiento de las partículas o semillas estaría sometido al Nous o inteligencia; sin embargo, el papel de la inteligencia queda reducido al de causa inicial del movimiento que, una vez producido, sigue actuando por sí mismo sometido a causas exclusivamente mecánicas.
Según Demócrito todos los cuerpos del universo son compuestos de dos elementos: unos indivisibles, simples e inmutables que se mueven azarosamente, los átomos y el elemento que los delimita y permite sus movimientos: el vacío. La diversidad de seres se explica por la diversidad de átomos: varían sus tamaños, formas y pesos.
Platón y Aristóteles rechazaron el atomismo. Por un lado el conocimiento de la naturaleza resultaba imposible, no es posible calcular las trayectorias y colisiones de infinitos átomos moviéndose en el vacío. De otra parte el Universo es el producto imprevisible de estas colisiones, el orden proviene inexplicablemente del desorden, del azar. No existe una Inteligencia que de orden a la materia (Demiurgo) ni finalidad que permita comprender los procesos naturales (teleología).
SÓCRATES
Sócrates no escribió nada, pues creía que la escritura no era apropiada para transmitir la verdad. Su método de investigación y de enseñanza era el diálogo.
En la primera fase el objetivo fundamental es, a través del análisis de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia. Sólo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase consistiría propiamente en la búsqueda de la verdad.
En los diálogos socráticos de Platón no se llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto.El intelectualismo moral socrático identifica la virtud con el conocimiento. Basta el conocimiento de lo justo para obrar correctamente. Las malas acciones son fruto de la ignorancia.
Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir.
Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir.
LOS SOFISTAS
Los sofistas se oponían a la religión,cuyo origen y desarrollo explicaban racionalmente. Sometieron a una crítica racional la descripción que los poetas habían hecho de la divinidad. Rechazaban el antropomorfismo, a los dioses se les representaba con cuerpos humanos muy bellos, y con las mismas inclinaciones que los humanos.
Según la tradición religiosa los hombres ocupaban posiciones sociales diferentes por voluntad de los dioses. Los nobles poseían la capacidad de gobernar. Los sofistas afirmaban que todos podían adquirir capacidad política. Las leyes no se derivan de la naturaleza ni de la voluntad de los dioses, son sólo convenciones humanas. Los tradicionalistas acabaron considerándolos como corruptores de la juventud y culpables de la decadencia de Atenas.
Para los sofistas no hay valores absolutos. Los individuos, según las circunstancias, determinan lo que esta "bien" y lo que esta "mal". Las normas y preceptos morales son convencionales. Se aceptan por interés o por conveniencia.
Lo que para una sociedad humana constituye un crimen, en otra, podría ser ensalzado, y no habría forma de decidir cuál de los dos grupos humanos está juzgando acertadamente.
Para Sócrates y Platón, la virtud puede ser conocida y enseñada, no se trata solamente de una "opinión". Para ser justo es necesario conocer qué es la justicia. Frente al relativismo moral de los sofistas, Platón reclama la existencia de una Idea eterna e inmutable de justicia o de cualquier otra virtud.
Respeta el esfuerzo de la filosofía de Platón por contribuir al desarrollo de las ideas y a los cambios sociales de la Grecia Antigua, valorando positivamente el diálogo como método filosófico, el nacimiento de las utopías sociales, el sentido del gobernante-filósofo o su defensa de la inclusión de las mujeres en la educación.
Casi todos los personajes que Platón hace intervenir en sus diálogos son reales, aunque frecuentemente se recurre a situaciones anacrónicas al colocar a muchos interlocutores en tiempos distintos a los que en realidad existieron. El protagonista principal en la mayoría de ellos es Sócrates, que, mediante una ingenuidad fingida (ironía socrática), va refutando las posiciones de sus interlocutores, frecuéntemente sofistas. La mayoría de los diálogos comienzan analizando una cuestión; a continuación, se desarrolla un proceso negativo o refutación, mediante el cual se eliminan los errores y, por último, tiene lugar el proceso mayéutico, que se dirige al descubrimiento de la verdad.
Sócrates no escribió nada, pues creía que la escritura no era apropiada para la transmisión de la verdad. Sabemos que su método de investigación y de enseñanza era el diálogo. Platón será fiel en gran medida a su maestro y también considerará que la verdad se muestra en el intercambio de ideas entre diversos interlocutores. En el Fedro critica la escritura pues producirá el olvido, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, se llegará al recuerdo desde fuera, no desde dentro, desde uno mismo. Proporciona apariencia de sabiduría, porque habiendo oído muchas cosas sin comprenderlas, parecerá que se tienen muchos conocimientos. Crea eruditos que no entienden lo que saben.
La guerra del Peloponeso, acabó con la rendición de Atenas, la destrucción de sus murallas y la liquidación de su imperio y de su flota. La infancia y juventud de Platón coincidió con este período. Se instauró además la dictadura de los treinta tiranos que duró menos de un año. Su gobierno se basó en el terror y en la eliminación de sus adversarios políticos. Los atenienses se revelaron y Esparta no pudo impedir el restablecimiento de la democracia, que duraría un siglo.
Es al inicio de este período democrático cuando se juzga y condena a Sócrates. Lo que indignó a Platón, abandonó la idea de participar en la política de Atenas y se dedicó al estudio de la filosofía.
Platón en la carta VII explica que tenía mucho interés en la política, pero llegó a la conclusión de que todos los Estados estaban mal gobernados y necesitaban profundas reformas legislativas. Sólo pueden ser buenos gobernantes los filósofos, que conocen lo que es la justicia, o los gobernantes que se conviertan en filósofos.
Es al inicio de este período democrático cuando se juzga y condena a Sócrates. Lo que indignó a Platón, abandonó la idea de participar en la política de Atenas y se dedicó al estudio de la filosofía.
Platón en la carta VII explica que tenía mucho interés en la política, pero llegó a la conclusión de que todos los Estados estaban mal gobernados y necesitaban profundas reformas legislativas. Sólo pueden ser buenos gobernantes los filósofos, que conocen lo que es la justicia, o los gobernantes que se conviertan en filósofos.
En el Libro VI de La República, Platón habla de la gran paradoja que supone que el Estado perfecto debe ser constituido por el sabio perfecto, y éste, a su vez, no puede serlo más que en el Estado perfecto. Hay que contar pues, con que aparezca un rey-filósofo para llevar a cabo el proyecto. Platón creyó haberlo encontrado en Siracusa pero no tuvo éxito. La otra alternativa es formar filósofos para que influyan en las decisiones de la ciudad, esto lo intentó con la Academia, que tampoco pudo influir en el destino de Atenas.
Con el crecimiento de la polis se hace necesaria la división del trabajo, surge una nueva clase social, dedicada al mantenimiento del orden social y a la defensa del territorio frente a agresiones exteriores. Este grupo lo constituyen los guardianes. Los guardianes serán escogidos de entre aquellos ciudadanos que posean las aptitudes adecuadas (fuerza, valentía, amor a la verdad) y deberán de ser educados cuidadosamente. Las tareas de gobierno las realizaran los mejores guardianes. Así queda establecida una diferencia entre auxiliares, ejército y gobernantes, guardias perfectos.
Las tres partes del alma, racional, irascible y apetitiva, se corresponden con las clases sociales de la polis: los filósofos, que gobiernan; los guerreros, que defienden a la sociedad, y losartesanos, que trabajan. Igual que el alma individual debe guiarse por la razón, el cuerpo social debe dejarse guiar por aquellos en quienes prima la razón, los filósofos. Cuando cada uno de estos estamentos realiza la tarea que le corresponde, se alcanza la justicia, que es la culminación de las demás virtudes. Cada parte desempeña su papel separadamente, pero buscando el interés común. Así se evitará la decadencia de la sociedad.
Platón establece un sistema de educación obligatoria bajo el control del Estado. La educación consiste en orientar la inteligencia hacia el verdadero objeto de conocimiento que es la comprensión de la idea de Bien. No se trata de memorizar discursos o artimañas retóricas para triunfar en las discusiones, como hacían los sofistas. Para despertar la inteligencia es necesario desarrollar las virtudes y controlar los deseos irracionales. Platón busca mediante la educación liberar al alma respecto del cuerpo.
El comunismo platónico completa el proceso educativo. Se basa en la prohibición de la propiedad privada, tanto de casas como de tierras o de dinero a los guardianes, deben vivir en cuarteles y tener sus comidas en una mesa común. Además se eliminan las relaciones sexuales monógamas permanentes. La procreación será regulada por los gobernantes, con el fin de conseguir la mejor descendencia posible. El Estado educa en común a los niños.
Las mujeres pueden, en la sociedad de los guardianes, tener idéntico papel en las actividades públicas que los hombres, recibiendo para ello la misma educación. Lo mismo ocurría en las sectas pitagóricas, pero es un hecho sorprendente en el mundo antiguo.
Estas ideas resultaban muy novedosas en una sociedad basada en la economía doméstica. Este rasgo da a la República su carácter utópico. Sin embargo, el comunismo se aplica sólo a la clase de los guardianes, los artesanos pueden tener propiedades y familia.
Estas ideas resultaban muy novedosas en una sociedad basada en la economía doméstica. Este rasgo da a la República su carácter utópico. Sin embargo, el comunismo se aplica sólo a la clase de los guardianes, los artesanos pueden tener propiedades y familia.
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