AGUSTIN 4.2
El neoplatonismo es una sistematización de la filosofía y de ideas religiosas orientales, se utilizó para revitalizar el politeísmo y frenar la propagación del cristianismo. Muchos filósofos neoplatónicos escribieron libros contra los cristianos. El mundo intelectual intentó demostrar que el paganismo no estaba acabado. Invocando la autoridad de Platón, a quien los cristianos reverenciaban, pretendían mantener a los dioses y los ritos paganos.
En los escritos de Plotino, san Agustín descubrió algo fundamental para la historia del pensamiento occidental: Dios y el alma son realidades inmateriales. Casi todos los filósofos antiguos habían sido materialistas. La conversión filosófica de Agustín al neoplatonismo introduce definitivamente el inmaterialismo en la filosofía posterior. El neoplatonismo permitirá a san Agustín explicar la existencia del mal sin recurrir al dualismo maniqueo. Las cosas ni son absolutamente ni no son absolutamente. Existen porque tienen el ser de Dios, no son absolutamente porque no son lo que es Dios. Las cosas tienen un grado de bondad, pero son corruptibles. Todo lo que existe es bueno, el mal no es una sustancia, sino una privación del bien.
En el neoplatonismo aparece una forma de trinidad divina. El Uno es absolutamente transcendente: está «más allá del ser y la substancia») y, por tanto, «más allá de la mente y la ciencia»: es inefable e incomprensible. El modo como todo procede del Uno es una emanación que deja al Uno inalterado. La emanación no es propiamente «creación» (en el sentido cristiano). A partir del Uno por emanación surge el Nous (Inteligencia), que conoce al Uno y a sí mismo y a todas las cosas, pero no en una idea, sino en multiplicidad de ideas. En el Nous se encuentran las Ideas platónicas y equivale al mundo inteligible. Del Nous emana el Alma del mundo, que no conoce al Uno, y de la que proceden todas las almas y formas de los seres sensibles. Ella anima el alma de todo lo viviente y así gobierna todo, como Providencia que origina un cosmos armónico y bello.
El hombre, como alma en un cuerpo, es el centro del cosmos. Y es en él como se inicia el proceso de retorno al Uno. Se trata de que el hombre entre dentro de sí mismo, vuelva a la interioridad: «El sabio saca de sí mismo lo que revela a los demás y mira hacia si mismo, pues no sólo tiende a unificarse y aislarse de las cosas externas, sino que está vuelto hacia si mismo y encuentra en si todas las cosas».
La patrística usó la filosofía para esclarecer la fe, fijando el dogma en la lucha contra las herejías, y para justificar la fe en un mundo hostil. San Agustín es una figura central en ambos aspectos, su influencia es extraordinaria durante toda la Edad Media. Su obra supone la primera gran síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica.
El agustinismo es un conjunto de doctrinas filosóficas y teológicas inspiradas en san Agustín. Algunos de sus temas más característicos son cuestiones religiosas, como la disputa sobre la gracia y la predestinación. Quizá la característica más importante del agustinismo sea la preeminencia de la fe sobre la razón, que influye en toda la filosofía medieval.
Su inspiración neoplatónica entró en colisión y disputa con el aristotelismo que se difundió en el s. XIII. La teoría de la iluminación interior se opuso a la teoría de la abstracción, defendida por Tomás de Aquino.
La doctrina de las dos ciudades dio origen al agustinismo político. El agustinismo político torciendo el sentido de la enseñanza agustiniana, impondrá al Estado el deber de subordinarse a los fines de la Iglesia. La doctrina de las dos espadas, establece la separación de poderes entre la esfera temporal y la espiritual y la superioridad de la potestad espiritual del Papa sobre la temporal del emperador.
La filosofía de la historia de san Agustín dió lugar a una visión lineal de la historia que derivó en la Edad Moderna a la idea de progreso.
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