domingo, 11 de febrero de 2018

ORTEGA NOCIONES





Vida y cultura

Ortega considera la "vida" como lo que cada uno es y hace. La vida es la realidad radical, porque el resto de realidades brotan de ella. La vida es lo primario, anterior a la razón, a la cultura. El pensamiento moderno ha establecido la oposición entre la vida y la cultura y ha optado por la cultura menospreciando la vida. Pero según Ortega cultura y vida se necesitan mutuamente.

Ortega nunca negó la importancia de la vida biológica. En 
algunos textos incluso parece defender una interpretación biologista y naturalista de la vida, al estilo de Nietzsche. Pero si atendemos al conjunto de su obra podemos apreciar que no reduce la vida a lo biológico. Esta reivindicación de la vida no debe entenderse a la manera irracionalista que aboga por unos oscuros instintos o impulsos. La vida humana es irreductible a cuerpo o alma, es la realidad radical: en ella radican y se instalan las demás realidades (mundo físico, mundo psíquico, valores...) que son lo que son y tienen algún significado sólo en la medida en que se hacen presentes en ella.

La vida responde a la estructura de un drama. Parte de una situación inicial dada, porque no elegimos el haber 

nacido ni el nacer en un lugar y fecha determinado y 
también se encuentra dada la necesidad de decidir las 
acciones para realizar el proyecto que somos. Nos 
encontramos en un escenario, el mundo, tenemos un 
argumento que es nuestro proyecto; pero la acción es 
incierta, llena de peripecias, y el desenlace no está 
prefijado. Es, por tanto, un drama en el que el ser 
humano se juega su propia realidad, se pone a sí mismo
en juego. Para Ortega hay dos grandes modos en los que 
se plasma nuestra realización, la técnica y la cultura. Con la técnica luchamos contra la hostilidad del mundo para 
convertirlo en un ámbito favorable para realizar nuestro 
proyecto vital.

A menudo no sabemos a qué atenernos sobre el mundo y por tanto no sabemos qué hacer, nos sentimos perdidos.
La finalidad del conocimiento es crear un suelo firme a la vida, es decir, una interpretación de la realidad que convierta el caos que percibimos en algo predecible. Ortega define el concepto de cultura como "el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee. Mejor: el sistema de ideas desde las cuales el tiempo vive. Vivimos desde unas ideas determinadas, que constituyen el suelo donde apoyamos nuestra existencia".

Ortega distingue creencias e ideas. Las creencias son las interpretaciones que hemos recibido de la sociedad, y que tomamos como si fueran la realidad misma. Las ideas, en cambio, son elaboradas conscientemente y por tanto son más fáciles de cambiar, no nos configuran tan radicalmente. Las creencias no hacen superfluo el conocimiento, la duda acaba debilitando todas 

las creencias, la realidad no se comporta de acuerdo con 
ellas, lo que causa que entren en crisis.


Realidad y perspectiva.


Para Ortega la vida es la realidad radical. No es ni la 
única realidad, ni la realidad absoluta, ni el principio de 
cuanto hay, ni siquiera la realidad más importante. Pero es el principio de toda evidencia, de todo conocimiento, de 
toda verdad. Es la realidad radical porque toda otra realidad 
aparece como tal sólo en ella. 

Sin caer en el psicologismo o el relativismo, Ortega subraya

el carácter encarnado del conocimiento: la finitud y 
limitaciones propias de un sujeto cognoscente que 
pertenece a un mundo físico concreto. Debido a su carácter encarnado y limitado la actividad cognoscitiva del sujeto es selectiva, deja fuera de su mundo lo que no se corresponde 
con su plan vital. Cada vida es un punto de vista sobre el 
universo y al decir “cada vida” se refiere no solo a los 
individuos en cuanto tales, sino también a los pueblos y a las épocas. La verdad adquiere una dimensión vital y por tanto histórica.

Conocer un objeto es siempre conocer una perspectiva 

concreta y limitada del objeto, no el objeto en su 
totalidad. Todo conocimiento puede y debe ser completado, ampliado, integrando nuevas perspectivas. Perspectiva 
que es siempre del objeto, la que el objeto muestra, no es 
una construcción arbitraria.

Con esta teoría Ortega pretende acabar con la idea de 

que conocer algo sea conocerlo absoluta y plenamente, y 
que la alternativa a este conocimiento pleno y absoluto 
sea el escepticismo. La doctrina del punto de vista quiere 
justo romper esta falsa disyuntiva, porque la perspectiva 
es verdadero y real conocimiento del objeto.

Una verdad absoluta e intemporal, es “utópica”, pues no 

está en ninguna parte, en ningún lugar, no existe. Luego 
la verdad utópica es un engaño, una ilusión. La filosofía 
siempre ha sido utópica; cada sistema ha pretendido 
valer para todos y para siempre, al no tener en cuenta la 
dimensión vital, histórica, perspectivista. 

(Ortega describe en “El hombre y la gente” cuatro leyes estructurales del mundo, es decir, cuatro leyes en las que 

se configura el conocimiento)


Cultura: Ortega entiende por “cultura” todo lo producido por la razón en su búsqueda de la verdad, el bien y la belleza que son los principales valores de la cultura. El pensamiento moderno ha considerado que la cultura y la vida son dos elementos absolutamente opuestos, y ha optado por la cultura menospreciando o infravalorando la vida. Para Ortega, esta contraposición es errónea, porque cultura y vida se necesitan mutuamente. La vida necesita de la cultura pero la cultura también necesita de la vida porque la cultura es vital. La cultura tiene que estar conectada con la vida. La cultura surge de una necesidad vital: el hombre tiene que producir cultura igual que tiene que respirar o digerir alimentos. Así pues, la vida se expresa necesariamente a través de la cultura. Si se olvida que lo cultural es una necesidad vital, la cultura se deshumaniza. Mientras que la vida tiene una dimensión inmanente, es decir, no se refiere a otra realidad más allá de sí misma. La cultura tiene un carácter trascendente, dado que las creaciones culturales superan la esfera individual de la vida de cada uno para referirse a realidades objetivas (la verdad, el bien, la belleza). 


Realidad: lo que verdadera e indubitablemente hay.
Sólo es indubitable que lo que hay, lo hay en relación conmigo, dependiendo de
mí, ya que el sujeto que conoce es «yo y circunstancia».
El mundo es siempre el mundo del yo. Así Ortega se opone a la definición de
realidad como lo que existe por sí con independencia del sujeto (realismo ingenuo).
Con el mismo argumento rechaza la definición racionalista de realidad como lo
universal, eterno e invariable. Sin embargo, también rechaza la posición escéptica
que niega la posibilidad de conocer la realidad. Ortega sostiene que el carácter
peculiar y concreto de cada sujeto no es un obstáculo para llegar a la realidad,
sino el medio para acceder a ella, ya que la realidad es perspectivista.
La expresión «realidad cósmica o universal» se refiere a la suma de las realidades
parciales.

Perspectiva es el lugar desde el que cada individuo conoce una parte de la realidad y consigue su parte de verdad. Para Ortega no hay conocimiento si no es desde un punto de vista, la realidad no nos es dada de manera absoluta sino inevitablemente desde determinado enfoque. Los puntos de vista o perspectivas son las formas desde las que puede comprenderse una realidad. En cada acto comprensivo se incluye nuestro conocimiento del objeto (que siempre es parcial) y toda la información histórica concreta que constituye al sujeto. Por eso, sólo podemos captar la realidad desde puntos de vista, sin poder ir más allá de ellos. La pluralidad de puntos de vista no implica la falsedad de éstos. El individuo que sea fiel a su punto de vista conocerá un aspecto real del mundo. Por eso, la porción de verdad que cada hombre ve no puede ser conocida por otro. Cada hombre es insustituible y tiene una «misión de verdad».
La verdad con que captamos la realidad consistirá para Ortega en saber dar cuenta de la realidad desde la perspectiva vital en la que nos hallamos situados. Si se quiere dar cabal cuenta de la realidad, hay que darla desde la perspectiva en la que cada uno está. Cada individuo, cada pueblo, cada época tienen su porción de verdad, su perspectiva. Cada ser humano tiene un punto de vista distinto de la realidad.






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